Generación Leonardo: “Nuestra literatura nace tras una ardua labor de investigación no académica”
¿Dónde se sitúa la frontera entre literatura y ciencias sociales? ¿Se puede crear sin hacer referencia al contexto socioeconómico del artista? Los escritores Esther F. Carrodeguas, Mar Gómez Glez, Isaac Rosa y David Uclés se reunieron el pasado 3 de noviembre en la sede madrileña de la Fundación BBVA para deliberar sobre estas preguntas centrales a su trabajo, junto con el periodista Luis Alemany, que ejerció de moderador. Los cuatro, a pesar de haber nacido en distintas décadas (Uclés es milenial, los demás X), pertenecen a la Generación Leonardo de escritores, cuyas carreras fueron o están siendo impulsadas gracias a la obtención de una Beca Leonardo.
Te invitamos a ver el vídeo completo del coloquio, en el que también debaten sobre la influencia de la tecnología en el consumo de arte, la precariedad de su profesión y la intromisión de la industria del entretenimiento en la literatura.
18 diciembre, 2025
Las Becas Leonardo se otorgan a proyectos que, en su mayoría, abren vías de diálogo entre disciplinas y tienden puentes entre trabajos teóricos y experimentales, para abordar facetas complejas de la actualidad. Preguntados por su relación con las ciencias sociales, todos afirman que es bastante estrecha. Esther Carrodeguas, la última de este grupo en obtener la Beca, desarrolla el proyecto Masa madre, para escribir una obra de teatro documental que parte del movimiento Érguete de las madres gallegas contra la droga para hacer una reflexión más amplia sobre los movimientos de madres. Para ella, no hay duda: “Mis obras son reportajes periodísticos en forma teatral”. Aunque se distancia del lenguaje cientificista, no se plantea contar algo que no sea lo que ella percibe como realidad.
Quince años de trabajo y una Beca Leonardo, que facilitó un proceso exhaustivo de documentación y viajes a un buen número de escenarios reales del conflicto, fueron necesarios para que David Uclés acabara la escritura de su novela La península de las casas vacías, sobre la historia de la Guerra Civil a través de una familia, que lleva más de 200.000 ejemplares vendidos. “Sin la Beca y los viajes que permitió, la novela no tendría esa capa antropológica fundamental para el libro, y que contribuyó a su boom”, opina. Uclés destaca que el componente de interdisciplinariedad de esta ayuda le impulsó a emprender esa investigación exhaustiva por la península, y que se tomó como una especie de tesis doctoral.
Isaac Rosa y Mar Gómez Glez recibieron la ayuda el mismo año, en 2017. El primero escribió la exitosa novela Feliz final, adaptada a la gran pantalla, que relata la historia de un amor romántico, con una cronología inversa que empieza en la ruptura y se remonta a los inicios a lo largo del texto. Hace poco ha publicado otra: Las buenas noches. El proyecto Leonardo de Goméz fue una obra teatral que trataba de una sociedad distópica, en la que algunas personas desarrollaban una enfermedad que les impedía recibir dinero. Recientemente ha publicado Sangre, un ensayo en el que reflexiona sobre los significados de esa sustancia para la naturaleza humana.
Rosa admite que no concibe hacer literatura que no hable de la realidad socioeconómica y política. En Feliz final, por ejemplo, factores como la precariedad laboral o la aceleración del mundo en el que viven los personajes influyen en la ruptura. “No me interesa un arte autónomo del contexto en el que se produce, autorreferencial y centrado en sí mismo. Creo que esa relación en ambas direcciones entre arte y ciencias sociales es imprescindible”, desarrolla. Precisa, además, que siempre se apoya en el trabajo de investigadores para darle forma narrativa a esas ideas: “En mis novelas, la lista de agradecimientos suele ser una ristra de nombres de sociólogos, antropólogos e historiadores, sobre los que yo construyo. Escribo a hombros de todos esos pensadores”.
Socióloga de formación, Gómez concuerda con sus colegas. En su caso, su obra se inscribe en una tradición literaria y en un contexto sociopolítico ineludible: “Aunque el arte nos permite una libertad estética y formal para explicar ciertas cuestiones, hay una preocupación sociopolítica muy fuerte detrás de mi trabajo”. Al igual que Uclés, Gómez enfatiza el trabajo de investigación que hay detrás de cada obra literaria: “Lo que se ve es solo la punta del iceberg, pero en realidad hay muchísimo trabajo detrás, que evidentemente es distinto a la investigación que hice durante mi tesis doctoral de sociología, pero muchas veces parece que los escritores nos sacamos las ideas de la chistera, y no es así”.
Carrodeguas ilustra esta permeabilidad entre literatura y ciencias sociales que comparten los cuatro con una anécdota personal. Cuando ella estudiaba Periodismo, recibió un golpe al suspender el primer examen de la asignatura de Historia: “Yo pensaba que sacaría un notable o un sobresaliente, así que acudí a la tutoría a pedir explicaciones. Me dijeron que la historia no se podía contar como yo la estaba contando. Ahora lo entiendo, aunque entonces me cabreé mucho. Sí que puedo contar la historia como lo hacía, pero no en un examen de historia. En cambio, es lo que hago en teatro”.