Iñaki Estrada pone música a la trágica vida de Juana I de Castilla en el espectáculo Juana Ficción
Cuando la bailarina María “La Ribot” y el director de orquesta Asier Puga se unieron para crear un espectáculo de danza en torno a la figura de Juana I de Castilla, pensaron en el compositor Iñaki Estrada para crear la música de una performance que no se quedaría en un mero repaso biográfico, sino que mostraría la vida robada de una monarca inusual. Estrada, que en 2018 recibió una Beca Leonardo en Música y Ópera para componer el radiodrama escénico Heart of Darkness, ideó la música para esta pieza fusionando sonidos renacentistas con electrónicos.
27 noviembre, 2025
Desde que Juana ficción se estrenó en el Festival de Avignon en 2024, se ha representado en Ginebra (Festival La Bâtie, con tres funciones), Madrid (espacio Condeduque, con dos funciones), Lille (Festival Latitudes Contemporaines) y Venecia (Palazzo Grassi). Este 15 de diciembre, se representará en Bruselas, en el espacio Bozar, dentro del marco del Festival Europalia. En junio de 2026 hay previstas dos representaciones más en París.
El músico admite que salió de su registro habitual durante la composición de esta obra: “La propuesta de María [La Ribot] es muy extrema en todos los sentidos. Con la música, intentamos establecer un nexo entre la época de Juana I de Castilla y el presente. Por una parte tenemos un coro renacentista de cuatro voces masculinas que recupera el cancionero europeo con una adaptación de lo que serían los ‘cuarenta principales’ del siglo XVI, con obras de Josquin des Prés y de polifonistas de la época. Y a eso, le añado mi música electrónica. Esa superposición de coros con música techno es algo muy kitsch y extraño que funciona muy bien, pero que yo no habría hecho nunca por mí mismo”.
La obra, cuya duración media ronda la hora y pico, se ha representado en claustros de distintas ciudades. El público puede sentarse, quedarse de pie o deambular libremente en estos espacios durante la performance, y es quien finaliza la función con su salida de la sala, por lo que la extensión puede variar (“en Avignon la gente no se iba, y hubo que alentarles a marcharse en un momento dado”, comenta Estrada). El espectáculo se programaba para que coincidiera con la hora de la puesta de sol, para que la locura y muerte de Juana I encajara con la oscuridad del ocaso. Sin embargo, apunta Estrada, en la próxima representación de Bruselas se tendrá que hacer con iluminación artificial, debido a la temprana puesta de sol en invierno.
Con guiños biográficos específicos (en la obra se escenifican el ascenso al trono y la coronación de Juana I) la pieza es, según Estrada, una especie de homenaje a la figura de Juana I: “Simbólicamente, al acabar, la van pintando poco a poco de negro y la cubren con un manto. Es una forma de mostrar cómo se ha borrado a esta mujer de la historia de un plumazo. Tanto su marido como su padre, e incluso su hijo después, contribuyeron a encerrarla y a instaurar el mito de que estaba loca.” La bailarina solicitó estar sola en escena, únicamente rodeada de hombres (los siete músicos, los cuatro cantantes y el director), para transmitir la sensación de que Juana I de Castilla fue una mujer aislada en un mundo de hombres.