Javier Rodrigo publica ‘La guerra degenerada’, un libro-mosaico sobre las formas de violencia y resistencia que persistieron tras la Guerra Civil española
El historiador Javier Rodrigo Sánchez afirma contundente: “Si hay un momento del siglo XX en el que la Historia Universal pasa por España, es la Guerra Civil”. En su trayectoria ha publicado más de una decena de libros sobre este conflicto, que considera “un eje gravitacional ineludible en el estudio del pasado”. A esta lista se suma La guerra degenerada. Violencia y resistencias en la España de Posguerra (Pasado&Presente), que se publica el próximo 1 de septiembre. Sin embargo, el escritor lo diferencia de sus volúmenes anteriores, ya que argumenta que se trata de uno de los trabajos más importantes del mercado historiográfico sobre las formas de violencia y resistencia, que incluye a las mujeres y con perspectiva europea. Este ensayo es una especie de libro-mosaico en el que Rodrigo plantea una manera de repensar incluso la cronología de la Guerra Civil.
25 septiembre, 2025
El punto de partida del libro fue la obtención de una Beca Leonardo en 2022 para estudiar la violencia contra las mujeres en el marco de la guerra contra la guerrilla en España, de 1936 a 1952. Rodrigo cuenta que este proyecto original, centrado en el análisis de fuentes judiciales sobre la implicación femenina en las tareas de resistencia contra la implantación de la dictadura en la posguerra y sobre la violencia del Estado ejercida contra estas, “se le fue de las manos”: “El objeto de estudio original de la Beca está incluido en el ensayo y es una parte importante, pero creció, y se convirtió en un análisis global y comparativo a escala europea sobre la guerra irregular y la violencia ejercida por los Estados contra los movimientos de resistencia con participación civil”.
De hecho, el título hace referencia a la forma en que algunos agentes alemanes en la Segunda Guerra Mundial denominaban a la guerra irregular, que tuvo las mismas represalias en Europa que en España. “El libro muestra cómo la Guerra Civil continúa más allá de 1939 y se extiende hasta 1952. No en forma de guerra entre dos Estados o dos entidades con ejércitos, frentes y retaguardias, sino como una guerra de monte, de pedregal, telúrica y apegada al terreno. Una guerra sin uniformes, muy violenta, donde la mayoría de las víctimas son civiles y la implicación de estos últimos es fundamental para su desarrollo, donde el Estado franquista construye su propia legitimidad acabando con ella y donde hay un sujeto fundamental que casi nadie ha estudiado previamente, que son las mujeres”, sintetiza Rodrigo, que eligió incluir una serpiente en la portada como metáfora de la guerra sinuosa y no oficial.
El beneficiario de la Beca Leonardo cree que el libro generará bastante debate en torno a la cuestión de la violencia en la posguerra española, ya que es el primer libro sobre la guerra irregular centrado en los civiles y las mujeres. Aunque no pretende exhaustividad, sí que intenta incluir todas las variantes de ese tipo de violencia y resistencias: “Es imposible trabajar con 30.000 experiencias individuales. Por eso, he hecho un ‘vaciado cualitativo’ de fondos judiciales de casos contra maquis o colaboradores de todo tipo, en el que también estuvieron implicadas las mujeres. A partir de esa selección he elaborado una especie de patchwork: cada caso que analizo en el libro es un retal del inmenso tapiz que reconstruye esa relación triangular entre el Estado, la guerrilla y la población civil que intento plasmar”.
El caso que abre el libro es el de una joven sevillana de 21 años, Águeda G.D. En 1944, el jefe de la guerra contra la guerrilla, el capitán Ramón Giménez Martínez, sospechaba que había mantenido relaciones sentimentales con el guerrillero Florencio González del Río, “El Piñonero”, por lo que mandó realizarle una inspección médica para comprobar si era virgen. El informe daba cuenta de la rotura del himen, por lo que Águeda fue detenida y acusada de colaboración. Este ejemplo ilustra el carácter inédito de la investigación de Rodrigo, que tiene en cuenta las formas específicas de violencia abiertamente sexualizadas hacia las mujeres: “Torturas, violaciones, violencia genital… Este tipo de descubrimientos nos permiten tener una perspectiva más compleja de lo que fue la posguerra española”.
Aunque a diferentes escalas (en España las personas involucradas en la resistencia fueron alrededor de 20.000 y en Europa probablemente millones durante la Segunda Guerra Mundial), el historiador ha encontrado que los Estados europeos proponían las mismas represalias al reto de la contrainsurgencia, la implicación femenina o la utilización de la naturaleza por parte de la resistencia como un arma de resistencia: “Ante ese tipo de situaciones comunes en Bielorrusia, Italia o Francia, las respuestas son las mismas: vaciamiento de territorios, quema de bosques, violaciones de mujeres, torturas…”.
Más allá del estudio de la Guerra Civil española, la reflexión sobre la propia definición de una “guerra civil” es recurrente en la trayectoria del escritor: “Desde que estudiaba la carrera en 1995, momento que coincidió con las guerras en Yugoslavia, me he interesado por estos conflictos. Tras muchos años de estudio, he llegado a la conclusión, con la ayuda de mi compañero David Alegre, de que todas las guerras civiles, en última instancia, se acaban convirtiendo en guerras irregulares. Lo podemos ver hoy con el caso de Ucrania. La idea que nos hacemos de la guerra civil como guerra regular es fundamentalmente falsa, se agota con la Guerra Civil española y tiene un último escarceo en Corea en 1950”, sentencia el autor de La guerra degenerada.