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Obtuvo una Beca Leonardo en Creación Literaria y Artes Escénicas en 2017

Mar Gómez Glez publica ‘Sangre’, un ensayo en el que reflexiona sobre los significados de esa sustancia para la naturaleza humana

NORA GONZÁLEZ FORNÉS

Fue a raíz de un problema de sangrado, y de otras enfermedades relacionadas que concernían a más personas de su familia, que la escritora Mar Gómez Glez fijó su atención en la sangre. “Qué curioso –pensó– que la sangre sea algo tan necesario para nuestra existencia, y a la vez esté tan cargada de significado y connotaciones a lo largo de la historia”. Ese fue el punto de partida de una investigación que, lejos de congelarse, se fue extendiendo hasta confluir en la escritura de un libro. Sangre es un ensayo personal, publicado en septiembre, sobre este líquido que, como dice la autora, “nos repele y fascina a partes iguales”.

30 octubre, 2025

Perfil

Mar Gómez Glez

Gómez recibió en 2017 una Beca Leonardo en Creación Literaria y Artes Escénicas; también fue finalista del Premio Nadal 2021, con su novela Una pareja feliz. En la presentación de Sangre (Editorial Ariel) en la Librería Tipos Infames de Madrid, la también becaria Leonardo María Folguera señalaba “la capacidad de Mar de fijarse en las cosas que están ahí, pero que los demás no vemos”. La voz narrativa de la escritora conduce al lector por los carriles más obvios por los que discurre este fluido (la medicina, las enfermedades, los asesinatos), pero también se fija en cuestiones menos evidentes: el mito de los vampiros, la sangre en los ritos, el mercado de la sangre, la sangre como motor político e ideológico… 

Así, en este ensayo literario, se va revelando cómo la linfa vital encarna símbolos de pureza, sacrificio, poder, identidad o redención. Desde las primeras transfusiones hasta los vampiros de Silicon Valley, pasando por la menstruación, los crímenes, los rituales, los laboratorios más avanzados y los mitos fundacionales de las religiones, la obra rompe tabúes y entrelaza saberes. 

Gómez afirma que formalmente se inspiró de los ensayos monográficos de la literatura anglosajona, y, en particular, de Breasts: A Natural and Unnatural History, de Florence Williams: “Cuando lo leí me pareció muy revelador, porque muestra cómo construimos la idea de nuestro propio cuerpo de una manera cultural. Con Sangre quise hacer algo parecido: como periodista, y no como experta en el tema, unir todas las facetas de un elemento para al final hablar de la condición humana”.

A lo largo de esta extensa investigación, a la autora le sorprendió descubrir aspectos inesperados de la sangre, como el mercado existente en nuestro país: “Yo no sabía que en otros países se pagaba por donar plasma, que estaba permitido pagar por donar sangre y que además este plasma se importaba. O sea, que en España, como no tenemos suficientes donantes de plasma para cubrir la demanda, el 60% de nuestro plasma viene de Estados Unidos”.

Otro aspecto que le impactó fue toparse con lo que ella ha llamado “vampiros modernos”, que en libro encarna Bryan Johnson, un multimillonario californiano cuyo objetivo en la vida es mantenerse eternamente joven a través de una rutina draconiana de ejercicio y alimentación, y que periódicamente obtiene, mediante transfusiones, plasma adolescente para “alcanzar la inmortalidad física”. “Se sigue estudiando la sangre por sus capacidades regenerativas y rejuvenecedoras, especialmente del plasma, que hoy se inscribe en la obsesión por el antiaging que mantienen empresas y grandes oligarcas. En ese marco investigué a este hombre que se dedica a monitorizarse para no morir”, relata. Este jueves, 30 de junio, a las 19:00 h, participará en un acto en la librería Estudio en Escarlata, especializada en ciencia ficción y fantasía, para ahondar sobre el tema de los vampiros actuales.

Cita también la problemática de la sangre en los sacrificios y demás ritos religiosos, o las derivas ideológicas ligadas a esta sustancia que contribuyeron al surgimiento de movimientos totalitarios como el nazismo, en los que pretendían demostrar que la “sangre aria” era distinta de la “no aria”. Sin embargo, la escritora admite haber dejado fuera del ensayo ciertos temas de interés: “Me quise centrar en la sangre humana, y de eso no me he dejado nada que quisiera tratar, pero sí que me circunscribí a este ámbito y dejé fuera a la sangre del resto de los animales o de las plantas”.

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