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NOTICIA Rompiendo estereotipos sobre los moriscos a través del arte

Borja Franco presenta “Pintando al converso” en el Museo de Bellas Artes de Valencia

Borja Franco, investigador Ramón y Cajal en el Departamento de Historia del Arte de la UNED y becario Leonardo 2016 en Humanidades, y Francisco Javier Moreno, profesor contratado doctor del Departamento de Historia Moderna de la Universidad de Castilla-La Mancha, han presentado en el Museo de Bellas Artes de Valencia Pintando al converso (Cátedra), una investigación en la que ha desempeñado un papel esencial la Beca Leonardo concedida al primero.

2 diciembre, 2019

Convocatoria 2016

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En el último medio siglo la historiografía se ha interesado de un modo intenso por analizar la imagen del islam y, por extensión, la de sus conversos al cristianismo, los moriscos. En la historia de España, hay un periodo clave que transcurre entre la toma de Granada en 1492 y la expulsión de musulmanes y moriscos en 1614, sobre el que abundan estudios realizados a partir de fuentes literarias y jurídicas. Faltaba, sin embargo, un abordaje riguroso de las fuentes artísticas, pues la representación visual de la alteridad religiosa aporta información relevante.

Esta es la laguna que trata de llenar el proyecto “Las ‘imágenes’ del musulmán en la cultura visual hispánica del mundo moderno (1492-1700): estudios de alteridad religiosa”, desarrollado por Borja Franco gracias a una Beca Leonardo 2016 en Humanidades. Esta investigación se ha traducido en dos obras, la primera de las cuales es Pintando al converso.

El estudio realizado por Franco compara cómo se crea la imagen del musulmán y el morisco en la literatura frente a otras manifestaciones como la pintura o el arte efímero, lo que permite “reconsiderar los estereotipos que han rodeado los estudios de alteridad durante los últimos años y presentar una realidad mucho más compleja y permeable de relaciones entre cristianos viejos, moriscos (conversos del islam), musulmanes y turcos”, explica. En concreto, a través de esta investigación se pone de relieve, por ejemplo, cómo los moriscos “fueron visualizados muchas veces como colaboradores de la monarquía hispánica y no siempre tuvieron el rol antagonista que en tantas ocasiones se les ha atribuido”, razona este historiador del arte.

El trabajo examina fuentes pictóricas como los relieves del altar mayor de la Capilla Real de Granada, realizados por Felipe Bigarny, uno de los artistas más conocidos del siglo XVI hispánico, que permite estudiar “aspectos como el color de la piel de esta minoría. Vemos a moriscos negros, blancos o con color membrillo (tal y como demuestran las fuentes escritas), en un discurso de conversión e integración en la sociedad cristiana. Hemos comparado esta diversidad étnica con las fuentes de archivo conservadas, que nos hablan de cómo eran físicamente, para intentar discernir el nivel de realismo de esta obra de arte. Además se han planteado nuevas hipótesis sobre la nobleza nazarí conversa, pues consideramos que también fueron representados en esta pieza por su colaboración con la corona”. La investigación llevada a cabo bajo la Beca Leonardo descubre asimismo representaciones del islam que habían permanecido ocultas hasta ahora, como el retablo de San Esteban del Museo del Prado, obra de Joan de Joanes, pintor valenciano de mediados del siglo XVI.

El estudio de las fuentes visuales permite constatar, puntualiza Borja Franco, que “la representación ha ido cambiando dependiendo del momento. En un principio, con Carlos V, las obras de arte muestran su postura conciliadora, de integración, de colaboración. El emperador creía que los moriscos podrían adecuarse a la sociedad española, asimilarse. En el plano internacional, y de modo paralelo, él mismo colaboró con musulmanes como Muley Hassan en la conquista de Túnez. Poco a poco esta imagen va mutando hacia un mayor recelo. La Guerra de las Alpujarras (1568-1571) y la Batalla de Lepanto (1571) producen una visión mucho menos amable. Felipe II comienza una represión interior ante los moriscos y una política agresiva en el Mediterráneo. Esto se representa en las pinturas. Los rostros de los moriscos se van oscureciendo, con el valor simbólico que ello posee (crítica moral, que algunos autores han vinculado con un “pre-racismo”); y se asemejan a los enemigos turcos, infieles y peligrosos para las costas hispánicas. La política visual va de la mano de la militar. El éxtasis de esta tendencia se produce con Felipe III, cuando decide expulsar a los moriscos como su decisión culmen del reinado. Entonces los moriscos y musulmanes fueron pintados completamente negros, como imagen del mal, para demostrar que no se equivocó al forzar su exilio. Así pueden verse en los lienzos sobre dicho tema que se conservan en la Fundación Bancaja. Mi estudio muestra, pues, una imagen mutable del islam y de sus conversos, que se adecua a los intereses propagandísticos de la corona más que constituir un retrato de la realidad”.

A comienzos de 2020, Borja Franco publicará en Italia una nueva obra derivada de este proyecto –Etnicità e conversione: Immagini di Moriscos in Spagna-, que “se centra solo en el plano visual e intenta relacionar la representación artística de los moriscos con otras minorías europeas o con la imagen del turco, que tan importante fue en la cultura visual de la edad media y moderna”, puntualiza.

El interés de Borja Franco por la alteridad “nació justamente gracias a otra iniciativa de BBVA, la Ruta Quetzal. En 1999 fui seleccionado para participar en este viaje iniciático entre España y Panamá, donde conocí lugares extraordinarios y compañeros de distintos países que me abrieron la mente a estudiar nuevas culturas y repensar nuestro pasado”.

Esta dimensión internacional continúa en su investigación tres lustros más tarde y, en concreto, la Beca Leonardo ha sido clave para llevar a cabo estancias de investigación en Estados Unidos y Europa y para la organización de eventos científicos “en universidades americanas como Colorado-Boulder, Wisconsin-Madison, Chicago, Iowa, Columbia, Villanova, Illinois at Champaign, Tufts… A la comunidad internacional le interesa mucho saber cómo fue la coexistencia entre distintos credos en la península ibérica, sus conexiones mediterráneas y los procesos de conversión y expulsión de esta minoría. Es algo que se había trabajado desde el punto de vista literaria, pero faltaba un estudio artístico en profundidad”.

Franco destaca el impulso que la Beca Leonardo ha imprimido a su carrera como investigador: “Gracias al respaldo económico de la Fundación BBVA pude centrarme con calma en este asunto, y conseguir otros proyectos como los de excelencia del Ministerio de Ciencia y Tecnología, una red de investigación nacional donde coordino a los investigadores de 11 proyectos nacionales. Por último, y tal vez aún más significativo, con la colaboración de Antonio Urquízar (que actúa como investigador principal y Chair) se ha obtenido un proyecto europeo COST sobre la imagen y percepción del islam en Europa, compuesto por alrededor de 100 investigadores de más de 30 países. Digamos que la Beca Leonardo ha venido en el momento adecuado para dar un espaldarazo a mi carrera y pasar de ser un investigador novel a consolidarme en el mundo de la investigación”.